Episodio primero
"Remontémonos cinco años atrás, un verano, un lugar, quince días
entre ellos, un campamento; el momento del año que nunca falla,
el que siempre llegará a ocupar un buen espacio de tu corazón..."
El Instituto ha terminado para nosotros,
la selectividad es historia,los compromisos todavía
no arrecian, el lugar es de ensueño y la compañia inmejorable.
Quince días para vivaquear en las alturas, liderar una tribu india,
ganar las Olimpiadas y perdernos en una ruta tan inolvidable que cambiaría
nuestro camino: Somos los Rover.
Hacía calor, Julio...
-Oye Manolo, ¿y dónde dices que vamos de salida?
Eso qué será, ¿como la cuesta de las cabras?
-Muchacho, la cuesta de las cabras es una autopista comparao con eso, así
que a entrenar duro, no me seais paquetes cagaos...
La alarma no suena y si suena se apaga, te aprietas las chiruca,
cargas unas latas, el mochilón y un montón de inexperiencia.
Dejamos el valle, atravesamos el Cinca y de morros contra el GR 11,
rojo y blanco, rojo y blanco. Inmediatamente giro a la derecha, en fuerte pendiente
y ya estamos en el bosque, atrás queda el barranco de las Fayetas, vamos subiendo.
Continuamos el ascenso por terreno rocoso y en zig zag. No podemos alucinar más,
alcanzamos el collado de Añisclo, 2.453 m.
-"¡Increible, vaya vistas!"
-"Sherpa, todavía nos queda un rato para Góriz"
Fue el ambiente que palpamos aquel día lo que
nos lleva a vivir tan de cerca la montaña, sin ninguna duda.
Ha sido una paliza, está claro que salir a correr por el paseo maritimo
de la Torre no será suficiente la próxima vez. Montamos las tiendas,
la roca quema. Algunos leen a Saramago, otros pasean...
Tenemos el Perdido a tiro de piedra, a ver como amanece.
"Remontémonos cinco años atrás, un verano, un lugar, quince días
entre ellos, un campamento; el momento del año que nunca falla,
el que siempre llegará a ocupar un buen espacio de tu corazón..."
El Instituto ha terminado para nosotros,
la selectividad es historia,los compromisos todavía
no arrecian, el lugar es de ensueño y la compañia inmejorable.
Quince días para vivaquear en las alturas, liderar una tribu india,
ganar las Olimpiadas y perdernos en una ruta tan inolvidable que cambiaría
nuestro camino: Somos los Rover.
Hacía calor, Julio...
-Oye Manolo, ¿y dónde dices que vamos de salida?
Eso qué será, ¿como la cuesta de las cabras?
-Muchacho, la cuesta de las cabras es una autopista comparao con eso, así
que a entrenar duro, no me seais paquetes cagaos...
La alarma no suena y si suena se apaga, te aprietas las chiruca,
cargas unas latas, el mochilón y un montón de inexperiencia.
Dejamos el valle, atravesamos el Cinca y de morros contra el GR 11,
rojo y blanco, rojo y blanco. Inmediatamente giro a la derecha, en fuerte pendiente
y ya estamos en el bosque, atrás queda el barranco de las Fayetas, vamos subiendo.
Continuamos el ascenso por terreno rocoso y en zig zag. No podemos alucinar más,
alcanzamos el collado de Añisclo, 2.453 m.
-"¡Increible, vaya vistas!"
-"Sherpa, todavía nos queda un rato para Góriz"
Fue el ambiente que palpamos aquel día lo que
nos lleva a vivir tan de cerca la montaña, sin ninguna duda.
Ha sido una paliza, está claro que salir a correr por el paseo maritimo
de la Torre no será suficiente la próxima vez. Montamos las tiendas,
la roca quema. Algunos leen a Saramago, otros pasean...
Tenemos el Perdido a tiro de piedra, a ver como amanece.
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