miércoles, 6 de enero de 2010

¡Esta noche dormimos en Nerín!






Cañón de Añisclo, de ida y vuelta, Agosto 2005
Episodio segundo.


¡A punto de salir volando! La sensación que nos quedó tras hacer noche

en los llanos de Góriz fue esa, nunca antes había tenido que dormir sujetando
los mastiles de un igloo durante más de una hora. Qué ventolera...
El día no parece malo, pero las grandes cumbres amanecen cubiertas,
adios al sueño de hacer Monte Perdido.
Y aunque durante los primeros pasos fuese una pequeña desilusión
para el grupo, años más tarde nos dimos cuenta del gran acierto
de adentrarnos en el Cañón de Añisclo, una visita imprescindible de una de las zonas más sorprendentes del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Estamos en Nerín, atrás quedan las tres sorores, el camino ha sido corto y muy entretenido, la acampada libre está prohibida y buscamos algún lugar para pasar la noche. No recuerdo cómo llegamos a dar con
el señor que nos cedió por 60 euros, un desván por el que hacía tiempo
no pasaban ni las ratas. El propietario se dedicaba a fabricar todo tipo de objetos
con madera de Boj, dimos buena cuenta de ello.



Comenzamos la marcha,ahora pateamos bosques espesos y salvajes, aguas bravas
y juguetonas, escarpes rocosos altivos y abruptos: naturaleza en estado puro.
Caminamos de la mano del rio Bellós, responsable de la estrecha grieta en la que nos encontramos.
Tras más de cuatro horas de ruta, damos con la Fon Blanca, uno de los mejores recuerdos de aquellos días. Desde este punto vemos perfectamente la marcada silueta del collado de Añisclo. Ascendemos por la izquierda orográfica del barranco, entre prados de hierba, dejando a la derecha innumerables cascadas y grandes bloques de piedra.


Hacemos una parada,
-¿Quién quiere glucosa?
- Habrá que gastarla, ¿no?
Tenemos el collado a pocos minutos, nos cruzamos con una pareja
de rebecos y un grupo de montañeros lituanos que vienen de hacer noche en el collado, andan buscando el GR 11, queda claro.
Estamos de nuevo en el collado, nos asomamos al balcón y vemos Pineta
cubierto de nubes a esas horas de la tarde. Nos ponemos los pantalones largos,
ya empieza a refrescar.
Antonio pierde el móvil, Manolo marca la ruta para mañana y hay quien busca algo de beber...


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